viernes, 1 de diciembre de 2017

+ Fruta fresca +

Actualmente en el Rialto Living de Palma puede visitarse una exposición de la artista y escritora afincada en Londres Trisha de Borchgrave (trishadeborchgrave.com). El lema que guía la muestra es “Un homenaje a la comida” y los bodegones de fruta y verdura fresca que se representan no quieren ser una naturaleza muerta, como explica ella, sino una apelación a nuestra humanidad. Ante la amenaza ecológica que padece el planeta, Borchgrave quiere que nos posicionemos cambiando la actitud de saqueadores por la de salvadores del ecosistema.

La mayoría de obras son óleo sobe papel. El óleo ha sido barrido con algún instrumento antes de secarse para producir un efecto de envejecimiento que le da misterio a las obras. Pero lo que traigo a colación hoy no son estos cuadros, sino unos realizados con lápices de colores. Porque no es nada habitual encontrar artistas que utilizan este material a nivel profesional. La cajita de lápices nos recuerda a nuestra infancia. Coleccionábamos muchos de ellos para poder abarcar el máximo número de tonos posible, y los guardábamos en una cajita de cartón como quien guarda el arco iris para disponer de él aunque no llueva. Estos estuches de la niñez fueron aumentando hasta las enormes cajas de lápices de colores que puedes comprar en las actuales tiendas de arte. Pero el medio sigue teniendo un carácter infantil y naif. Borchgrave, en cambio, sabe darle un giro al tratamiento. Para empezar emplea papeles de gran calidad, con una suave textura perceptible a simple vista y que deja su rastro al ser marcada. La composición es muy estudiada y permite que ese blanco luminoso del papel juegue a su favor. Luego emplea los lápices de forma sutil y refinada, con mino, para que no dejen un burdo rastro en una pieza tan delicada. El resultado es elegante, coqueto y lleno de color. El color de la fruta y la verdura sanas y naturales que seguro que a la artista le gusta llevar a su boca.











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