jueves, 10 de mayo de 2018

+ Vuelve el cartel +







Abrí el taller en el año 2004. Desde siempre, cuando uno quería comunicar un mensaje, lo estampaba en un cartel, de la mejor forma posible, y lo colgaba en la calle. Así lo hice yo. Al principio no había nadie en el estudio, así que para animar a la gente a venir hice un póster y lo colgué por toda la ciudad, a finales de agosto de ese año. Además, lo adapté a un formato de carta y lo eché en todos los buzones que pude. Funcionó.

Luego, cada año, antes de empezar el curso, repetía el procedimiento. Es una forma muy antigua de contar una idea. Lutero mismo colgó el documento con sus 95 tesis en la puerta del palacio de Wittemberg en 1517 y ese cartel acabó provocando un cisma religioso en aquella época. Mucho más tarde, con la revolución industrial del XIX, las ciudades se llenaron de carteles que publicitaban productos manufacturados y muchas más cosas, carteles tan atractivos como los que introducen el texto, aquí arriba.

Ahí está la gracia del cartel, tiene que condensar el mensaje a difundir de una forma clara y breve, directa y sugerente. Yo deseaba transmitir la idea de un taller donde se podía aprender dibujo y pintura; un taller que, sin subvertir la metodología tradicional, se adaptaba a la época actual en que vivimos. Por eso elegí este cuadro de un chaval pintado de forma esquemática y colorida, porque pensaba que resumía el espíritu que quería imprimir al local.



Los años fueron pasando y dejé de imprimir carteles, porque el público cambió de costumbres. Hoy todo el mundo solicita la información a google. Si tiene una necesidad, la busca en internet, y el cartel impreso está en franca decadencia frente al poder de la web. Sin embargo, los diseñadores siguen ideando carteles fantásticos para publicitar acontecimientos, conciertos, productos… Seguramente por este desperdicio, un grupo de creativos de Bilbao ha lanzado una app gratuita que elabora una agenda cultural basándose en los carteles diseñados para anunciar cada una de las actividades: Postwall.

Esta iniciativa ya ha superado las 5.000 descargas en sus 5 meses de vida. Un detalle que me gusta mucho del programa es que te permite guardar los carteles favoritos, como un archivo digital de los mejores pósters según nuestro gusto personal. De momento la aplicación sólo funciona en Bilbao, Barcelona, Madrid, Sevilla y Valencia. Confío que en un futuro próximo también esté Palma entre las ciudades que pueden consultarse. Aquí os dejo una muestra de algunos de los carteles que aparecen ahora mismo en la aplicación.






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